Canciones y entrada dedicadas por una amiga que me conoce...aunque a veces no encuentre palabras para decirle cuanto...
(por "esa bruja risueña")
<<Sabes, cada vez que me sentía solo, me sentaba
frente a las teclas y la llamaba. Ella ha sido mi amiga, mi mente, mi espíritu
y el de mis seres queridos, mis acciones y sus consecuencias, mi miedo, mi
amor, mi angustia, mi vida y mi muerte, mis anocheceres y atardeceres, mi
compañera, mi corazón. Cada vez que la encontraba, el temor a la muerte, a la
soledad, a la oscuridad y sus monstruos de infinitas caras que atormentan a un
niño, se convertían en mi escudo para pintar sobre la dura realidad con mi melancólica
melodía. Jamás fui infeliz, ni una sola vez, apenas percibía la trampa que me
esperaba fuera. Mentiría si no admitiera que la busco con frecuencia para
refugiarme del dolor de unas alas arrancadas de las ligaduras de mis sueños.
Todavía me escondo en los bosques de mi mente, huyendo de los sonidos
atronadores que han envenenado mis oídos, atrapando mis sentimientos que soy
incapaz de expresar.
Sin embargo, cuando mi armadura se resquebrajaba, cuatro reinas se cruzaron en mi camino. Creísteis ver algo en este muchacho de ojos apagados, algo que para mi aun está oculto, y trazasteis el camino que me permitió apaciguar los ruidos de mi cabeza, y volvieron a hacer vibrar mi alma infantil, soñadora, que tanto tiempo llevaba sollozando acosada por los leones que recorren mi piel y guían mis manos. Vosotras me nombrasteis caballero, y no es sino vuestro recuerdo el que me impulsa a lanzar el escudo lejos y afrontar la realidad con esa entereza que creía ya extinta en mí. Vosotras sois mi espada, mi decisión.
Os estaría engañando si no dijera que mi musa sigue apareciendo ante mí. Y todas las noches poso mis manos en el teclado y ella me mira curiosa. Tan solo quiere algo que pueda contarle sin palabras. Y estas noches en que el silencio, la oscuridad y la expectación invaden ese sótano oscuro, aunque mi musa derrama sus lágrimas carmesíes, ya no empañan mi vista, porque detrás de mí, reflejadas en la oscura superficie del piano, veo cuatro hermosas doncellas que me sonríen, cada una con un mundo, cada una con una melodía, y aun así, todas armonizan en mi corazón, al fin completo.
Lo que me guía hasta ti me atraviesa el pecho. Me está matando, y sin embargo, dejare que me lleve, para seguir sintiendo que soy parte de vosotras y acompaño vuestras melodías acariciando esas frías teclas con mi torpe corazón.>>
L.G
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