Siendo vampiro joven
y primerizo en las vivencias dadas por la experiencia, pues, como ya mencionare
en otros escritos no poseo el conocimiento milenario del mundo que posee mi
especie, por motivos varios, coincidí sin saberlo con dos hermosas señoritas
con las que tenía amigos en común. Nuestra amistad estaba meramente en el punto
de partida, y no compartíamos nada más allá de cuestiones triviales acerca de
nuestras aficiones y planes de futuro. Sin embargo, tiempo al tiempo, y de eso
a mí me sobra, el vernos todos los días comenzó un proceso de acercamiento que
no hubiera sido posible de no compartir esa media hora al día. Permitió
adquirir siglos de amistad en un solo año, y con ello, mi devoción por ellas se
fue acentuando. Aunque su graduación aconteció el pasado viernes, hoy quiero
agradecerles en este pequeño epígrafe la confianza que depositan en mí y espero
sientan que reciben en respuesta.




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